Nuestra Lucha por la Supervivencia - Capítulo 8
Capítulo 8: La frontera entre la vida y la muerte
El aire dentro del edificio saqueado se volvió denso, sofocante. Andy sintió su pulso acelerarse mientras observaba a los tres desconocidos que habían emergido de la oscuridad. No parecían simples sobrevivientes, sino depredadores midiendo a su presa.
Scot mantuvo su arma en alto, su dedo cerca del gatillo. "No queremos problemas. Solo buscamos un lugar seguro."
El hombre de la barba rió entre dientes. "¿Seguro? No existe tal cosa en este mundo." Sus ojos se movieron entre el grupo. "Pero quizás podamos llegar a un acuerdo."
Andy intercambió una mirada con Carla. Sabía lo que eso significaba. En este mundo, "acuerdo" casi siempre era sinónimo de "rendición".
La mujer de la escopeta habló con voz firme. "Nos llevamos sus mochilas y armas. No nos importa a dónde vayan después, pero si ponen resistencia..."
El joven de la navaja inclinó la cabeza, una sonrisa cruel en su rostro. "Entonces, lo haremos a la fuerza."
El niño tembló y se aferró a la mano de Carla. Andy sintió su rabia crecer. Habían peleado demasiado, sufrido demasiado, como para perderlo todo en este instante.
Scot exhaló lentamente. "No va a pasar."
El hombre de la barba suspiró. "Eso esperaba."
Y entonces, todo estalló en caos.
La mujer levantó la escopeta, pero Scot disparó primero. La bala rozó su brazo, haciéndola soltar el arma con un grito de dolor. Andy reaccionó al instante, arrojándose sobre el hombre de la barba antes de que pudiera sacar su pistola. Ambos cayeron al suelo, rodando entre los escombros de la tienda.
Carla, aún sujetando al niño, retrocedió mientras el joven de la navaja se lanzaba hacia ella. Ella alzó su pierna en un movimiento rápido y le golpeó el estómago, haciéndolo tambalearse hacia atrás.
Andy forcejeó con el hombre de la barba, sintiendo el filo de una cuchilla rozar su costado. Su adversario era fuerte, pero la adrenalina le dio un impulso extra. Con un esfuerzo desesperado, tomó un pedazo de vidrio roto y lo hundió en el costado del hombre. Este gruñó de dolor y aflojó el agarre, permitiéndole a Andy rodar y tomar su pistola.
Un disparo.
El joven de la navaja cayó, un agujero en su pecho. Carla temblaba, con el arma humeante en su mano.
La mujer de la escopeta, herida y sin arma, retrocedió con los ojos abiertos de terror. "¡No valen la pena, Mark! ¡Vámonos!"
El hombre de la barba, aún presionando su herida, los miró con furia. "Esto no termina aquí."
Dicho eso, ambos desaparecieron en la noche.
El silencio cayó de golpe.
Andy se apoyó en una estantería, respirando con dificultad. Carla dejó caer la pistola y se llevó una mano a la boca, temblando. Scot miró a su alrededor, asegurándose de que no quedaban más amenazas.
El niño, abrazado a Carla, sollozaba en silencio.
Andy cerró los ojos un instante. Sabía que esto los perseguiría. Habían hecho enemigos.
Y en este mundo, un enemigo nunca olvidaba.
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