Nuestra Lucha por la Supervivencia - Capítulo 30
Capítulo 30: El desastre
Carla y Eva corrieron por los pasillos oscuros del hospital, con los gruñidos de los infectados resonando tras ellas. El eco de sus propios pasos se mezclaba con los alaridos de las criaturas liberadas. Carla apretó los dientes, sintiendo el ardor en su pierna tras un mal movimiento. Eva, jadeante, miró hacia atrás solo para ver las sombras retorcidas acercándose.
—¡La salida! —gritó Carla, señalando una puerta doble al final del pasillo.
Eva asintió y aumentó la velocidad. Detrás de ellas, los infectados tropezaban con los escombros, pero su instinto depredador los hacía avanzar con una ferocidad aterradora.
Carla se lanzó contra la puerta y la abrió de un golpe. Eva pasó primero, y Carla la cerró tras ellas justo cuando un infectado se arrojó contra ella. La madera crujió, pero resistió por el momento.
—¡Tenemos que bloquear esto! —exclamó Eva.
Carla miró alrededor y vio una camilla volcada. Juntas la empujaron contra la puerta, creando una barrera improvisada.
—No aguantará mucho —dijo Carla, sacando su cuchillo—. Tenemos que encontrar a Andy y Scot ya.
—¿Y Vance? —preguntó Eva, aún temblorosa.
Carla apretó la mandíbula. —No sé qué es peor: si esos monstruos o él. Pero volveremos por él.
Las dos se movieron con cautela por los pasillos del hospital. Afuera, la ciudad parecía más caótica que nunca. Disparos se escuchaban a la distancia, seguidos de gritos. Algo estaba pasando.
Finalmente, al girar una esquina, se encontraron con Andy y Scot, quienes llegaban con sus armas listas.
—¡Carla! ¡Eva! —Andy corrió hacia ellas—. ¿Qué pasó?
—Liberamos a los infectados en el hospital —dijo Eva, aún agitada—. Vance tenía un laboratorio aquí abajo. Está haciendo experimentos con el virus.
Los ojos de Scot se endurecieron. —Maldito psicópata.
Un estruendo interrumpió su conversación. Desde la parte alta del hospital, una explosión destrozó parte del edificio, arrojando escombros al suelo. Las llamas comenzaron a devorar los pisos superiores.
—¡Eso fue en la zona de cuarentena! —dijo Andy—. Si alguien más estaba allí, ya no queda nada.
—Tenemos que salir de aquí —dijo Scot—. Pero no sin información. Necesitamos encontrar a Vance. Él sabe más de lo que creemos.
Carla asintió, pero antes de que pudieran moverse, un altavoz retumbó en la ciudad:
—A todos los habitantes de San Juan de Lurigancho. Estamos en alerta máxima. Se ha detectado una brecha de seguridad en el sector del hospital. Todas las unidades, respondan de inmediato. Cualquier civil que interfiera será ejecutado en el acto.
—Wolfe —escupió Scot con rabia.
—Nos está cazando —murmuró Eva.
—Entonces será mejor que cace sombras —dijo Carla, cargando su arma—. Vamos a desaparecer entre el caos.
El grupo se movió con rapidez, sabiendo que cada segundo contaba. La ciudad, ya al borde del colapso, estaba a punto de convertirse en un infierno total.
Y ellos estaban en el centro de todo.
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